viernes, 17 de junio de 2011

Ante la Ley de Frank Kafka

Frank Kafka nace en Praga en 1883, era judío y estaba enfermo de tuberculosis, en 1906 se graduó de Doctor en Derecho, en la Universidad de Praga. Escribe tres novelas como son: el proceso, el Castillo, América y la Metamorfosis, cuentos, parábolas, relatos breves, además de escritos autobiográficos. Se casa con Felice Bauer en 1918 y a la edad de 41 años, en 1924, fallece en el sanatorio de Kierling.
Un campesino llega Ante la Ley, y pide al guardián que custodia justo esa entrada -la cual tiene siempre las puertas abiertas-, que lo deje entrar a la Ley, pero éste le responde diciéndole que en ese momento no puede dejarlo pasar, posteriormente le expresa el guardián que posiblemente entrará, pero por lo pronto no. El campesino, observa su largo abrigo de pieles, su gran nariz puntiaguda, la larga y negra barba de tártaro del guardián que se encuentra a un lado de la puerta, y quien le dice: yo soy sólo el último de los guardianes. De sala en sala irás encontrando guardianes cada vez más poderosos. Ni siquiera yo puedo soportar la sola vista del tercero.
El campesino no se imaginó tal dificultad, pensó que la Ley debería ser accesible para todos, pero al fin de cuentas decide esperar -sentado en un banquillo al lado de la puerta- hasta que el guardián le permita entrar. El hombre permanece esperando días y años, algunas veces hace el intento de entrar y le ruega al guardián se lo permita, pero éste no accede. Y con frecuencia, se la pasa formulándole preguntas de muchas cosas y posteriormente le dice, que aún no puede entrar. El campesino intenta sobornar al guardián, con las provisiones para su viaje, y aunque el  custodio le recibe todo, le dice que acepta sus regalos, para que no crea que le haya faltado algún esfuerzo.
Al paso de los años, el campesino piensa que aquel guardián es el único obstáculo que se opone a su acceso a la Ley, maldiciendo su suerte en voz alta, y, cuando envejece, ya sólo se escucha un pequeño murmullo, su vista se debilita a tal grado de no saber si obscurece a su alrededor o si sus ojos le mienten; dentro de aquellas penumbras observa una luz resplandeciente e inagotable que surge de las puertas de la Ley. Ya no lo quedaba mucho tiempo de vida, pero antes de morir, reduce todas las experiencias de esos años, en una pregunta, para ello le indica al guardián que se acerque a él, debido a que su cuerpo estaba débil y rígido, el guardián se acerca y se inclina mucho y al momento le dice: ¿Qué quieres saber ahora?, el campesino le contesta, si todos buscan la Ley, ¿por qué en todo el tiempo que llevo aquí, nadie más ha solicitado permiso para llegar a ella?, el guardián percibe que, el campesino está a punto de morir y le grita, para que pudiera escucharle, Nadie más podía entrar por aquí, porque esta entrada estaba destinada a ti solamente. Ahora cerraré.
Y con tal inesperado final, termina el cuento, dejando la incertidumbre del ¿qué paso después?, ¿para qué quería ir el campesino Ante la Ley? y ¿porque aquella puerta estaba destinada sólo para que entrara el hombre?.
El campesino, probablemente estaba purgando sus pecados, al estar esperando durante su estancia ante aquella puerta, junto con su propio guardián, preparó su alma para ser juzgada y posiblemente así poder realizar su viaje hacia sus nuevos aposentos, para poder vivir una vida después de la muerte, o tal vez, el hombre insistió tanto en estar Ante la Ley, que perdió todos los años que le quedaban de vida para poder cruzar esa puerta, la que estaba destinada para sí mismo y de la cual se tuvo que preparar para poder cruzar.
Puede ser también, que alegóricamente se represente a la ley de Dios, en este caso la religión y en éste sentido, según corresponda a cada una de éstas, se obedezcan para obtener precisamente los beneficios que de ella se proclamen, no importando los caminos, sino el buen comportamiento y la fidelidad, para llegar hasta lo destinado por Dios.
Al decirle el guardián al campesino, que de sala en sala, iría encontrando otros guardianes más poderosos que él mismo, es que posiblemente se refería a otros niveles de pureza y que cada vez se le iba a estar probando más, a lo que quedara de su persona, hasta que quedara sin mancha alguna.
Muchas de las veces deseamos obtener cosas, para las cuales no estamos preparados, pero hacemos hasta lo imposible para alcanzarlas, y aunque el conseguirlas, nos lleve a perder o desperdiciar otras cosas u oportunidades que pudieran ser un tanto buenas, como por ejemplo, cuando algún adolescente, quiere brincar su etapa y llegar a la adultez, para poder vivir otras experiencias, que siendo adolescente no podrían suceder, puede que éste viva siempre ilusionado, al desear algo -que llegará, pero a su debido tiempo- y paralelo a ello, perderse una divertida etapa muy importante de su vida, que tal vez cuando llegue se pueda arrepentir y querer vivir realmente  su adolescencia.

María del Carmen Esparza Pérez

Nota: la crítica de "El marquez de Sade"
 es de Braulio Ismael Bautista Oropesa

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