viernes, 17 de junio de 2011

LA SECTA DE LOS TREINTA

Alondra Susana Castañeda Rodríguez

LA TRAGEDIA DE LOS INVOLUNTARIOS
Sin pensar en lo que tenía que leer, un día inesperado llega a mis manos un libro de Jorge Luis Borges, al abrirlo y comenzar a leerlo, es cuando me doy cuanta que es de él y de El libro de arena quienes serán los cómplices perfectos para aventurarnos a las dimensiones que maneja en el cuento “La secta de los treinta” 
Venia a mi mente las imágenes precisas de lo que cada secta hacen de acuerdo a sus creencias, Borges relata en su cuento hechos interesantes de las mismas y hace hincapié en el comportamiento del hombre y en  los ritos de la semana de pascua para los cristianos. Pone con claridad en una balanza una diferencia en una y otra, y critica los tiempos de herejías, pero lo que me llama la atención es como involucra personajes mitológicos con los de los relatos bíblicos, encontrando similitudes tanto en número como en situaciones encontrando dos personajes interesante por un lado Jesús y por el otro Judas, personajes que según Borges son Iguales y voluntarios porque son los que deciden.
Esta misma comparación la podemos encontrar  en las tres versiones de judas, (Ficciones) del mismo autor y me pone a pensar en lo que algún día yo viví, observaba gante llena de la fe y de la esperanza, viviendo los momentos más dolorosos de esa traición, manteniéndome en la distancia y estando en un punto neutral, me dedico solo a contemplar y comparar, me mueve el deseo estar allí, pero Borges me hace dudar, hacia dónde tengo que ir, ¿será que dentro se mi se encuentra estas dos posturas voluntarias de Jesús y Judas?
En una sociedad donde predomina las acciones del bien y del mal creo, que no solo en este caso de religiosidad, se dan estas posturas en los hombres, sino que no hace falta creer en una divinidad para ser atrapados en esta maraña y ponerse el traje de los personajes, cualquier superioridad tratará de imponer su pensamiento, sabrá manejar o mejor dicho manipular lo que está a su alrededor, es allí donde se produce el efecto y existirán las traiciones, las ambiciones, alianzas, y los descontentos de las personas.
Los verdaderos personajes que cada día vivimos una tragedia involuntaria, de significados incomprensibles, de desconociendo somos nosotros. Borges es razonable en lo que escribe, y en lo que analiza, pero dudo en algunas cosas, debido a que no solo se puede pensar en esas escenas que para algunas personas nos podría hace dudar, se trata de profundizar, y más en estas situaciones donde se tiene que ver desde varios puntos de enfoques, las historias nuca terminan y eso lo manifiesta en el cuento declarado que El fin del manuscrito no se ha encontrado, dejando a la imaginación lo que posiblemente el lector le dará el toque de su propio fin quedando todo en lo involuntario, nosotros podemos creer o no y que todo va a  radicar en la fe que cada quien tenga.
Algo de lo que me pude percatar es que este cuento tiene una pequeña frase que quizá es la que detona el pensamiento que el hombre quiera adoptar Se la verdad pero no quiero razonar la verdad” esto me pone a pensar que muchos de nosotros que creemos cada quien en lo que sea, pero que aún sabiendo que si es real o no o si es bueno o malo, no queremos darnos cuenta de lo que realmente es. Nuestros actos de hacer las cosas involuntariamente no se permite el razonamiento, solo lo actuamos produciendo que los instintos del hombre sea naturales y esto no es más que la necesidad de la creencia.
El creer que los personajes involuntarios dentro del cuento se quedan en “Involuntarios” será falso, siempre mantienen un acto que lo llevan a los voluntarios a pagar las consecuencias, puede decirse que son las decisiones de los voluntarios  los que los llevan a la perdición, y es cierto pero creo que uno sin el otro no serán complementos y que esa historia nuca pudo ser así. Esta relación que existe en Jesús y Judas siempre será confundible y enigmática, se buscarán conjeturas de lo que realmente puede ser, pero jamás se sabrá, solo se queda en eso en conjeturas, y en querer envolver las ideas de las personas.
Borges fue muy sencillo en su cuento “La secta de los treinta”, pero el mensaje es mucho más complejo, imaginarse esas sectas y todo lo que lleva a la “Verdad” de los voluntarios pienso que será algo que jamás se podrá saber.

           


















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