viernes, 17 de junio de 2011

EL FIN DE LA FIESTA

EL FIN DE LA FIESTA
Cuento de Graham Greene
Por Ana Jakeline Corina Zamarripa Murillo

Un escritor juega con las palabras, las combina, las mercadea, las remienda y entreteje una urdimbre con la que nos atrapa y nos convierte en presas de araña, introduciéndonos así en el verosímil mundo que ha creado para nosotros, sus lectores.
Graham Greene, inglés novelista, cuentista, dramaturgo y periodista nacido en la primera década del siglo veinte me ha atrapado con su relato, una historia que trata de dos pequeños gemelos idénticos en rasgos físicos pero totalmente opuestos en carácter.
El primero, por cuestión de minutos, es Peter Morton, un chico valiente y seguro, muy distinto a su hermano Francis, el segundo gemelo que teme a tantas cosas.
Un cinco de enero los niños despiertan con una sola cosa en mente: es día de la fiesta infantil anual que ofrece la señora Henne-Falcon. Un suceso poco relevante para Peter, pero espeluznante para Francis.
Tal evento es una ya conocida rutina para los niños: el pastel, los concursos, los premios y finalmente las escondidillas, juego al que tanto temor le tenía Francis, son parte de un elaborado ritual de la Señora Henne Falcon.
Los hermanos sólo tenían la mañana para idear algún pretexto y lograr impedir que Francis asistiera a tan terrible evento, pero todo intento fue un fracaso, se llegaron las cuatro de la tarde y ahí estaban los dos ante la puerta de la anfitriona que los recibía amablemente.
El inminente momento se llegó y las luces fueron apagadas, dieron comienzo las escondidillas. Peter, que era reflejo de todo lo que su gemelo sentía, supo del miedo de Francis y pensó que si tal vez estaba junto a él su temor disminuiría, así que sigilosamente llegó hasta él extendiendo sus dedos y posándolos sobre el rostro de su hermano, este se sobresaltó.
Peter intentaba tranquilizarlo y se aferró de su mano, pues no comprendía por qué el miedo de Francis no cesaba a pesar de estar en el lugar en el que le habían dicho tantas veces que no existía más terror ni oscuridad.
Peter sabía muy bien que su gemelo se había desplomado contra la pared al sentir sus dedos, su hermano estaba muerto.
“El fin de la fiesta” es el adecuado título del cuento en el que Greene nos adentra de una manera vivaz, para los pequeños gemelos la fiesta finalmente ha cesado.
El autor nos enreda en la atmósfera que ha creado hilando de manera congruente cada momento de la narración con cada escenario, así podemos ser testigos, por ejemplo, de la excentricidad de Henne Falcon que también se refleja en su excéntrica mansión, o el día nublado con el que Francis se despierta contrariado. Crea de esta forma imágenes elocuentes al combinar el estado del tiempo, el espacio y la conducta de cada personaje de manera coherente.
Otro aspecto de la obra que ha captado mi atención es que Greene a través de sus escritos nos ofrece consideraciones acertadas sobre la condición humana, pues encontramos que caracteriza a sus personajes con ciertas modalidades particulares de la conducta humana.
Se nos presenta una dualidad, Peter valiente y Francis temeroso, seguro e inseguro, sociable e insociable. Dos gemelos que nacen en las mismas condiciones físicas y contextuales pero que se configuran una personalidad muy distinta a la del otro.
Sin embargo a pesar de estas discordancias hay entre los mellizos lazos indelebles existentes desde que fueron concebidos en el vientre de su madre, e incluso perdurables después de la muerte.
 Los hermanos saben muy bien lo que el otro piensa, adivinan lo que sueñan o sienten sin necesidad de comunicarse verbalmente. El escritor emplea este disímil lenguaje de gemelos para proponernos una hipótesis distinta a lo que pensamos sobre la muerte, Peter está consciente de que su hermano ya no vive, pero aún así sabe que continúa temiendo.
Tal vez la muerte no sea paz y descanso como a lo largo del tiempo para nuestra propia tranquilidad hemos querido creer, una suposición que tal vez a muchos nos parezca desconcertante.
Dentro de la constitución narrativa de este cuento toda la información que necesitamos conocer para darle sentido al relato se nos va proporcionando de una manera sutil, se nos devela con lentitud, aumentando de esta forma el suspenso, el misterio y la tensión de por si ya avispada en los lectores.
Graham Greene no da explícitamente muchos de los datos centrales de su obra, no menciona en un comienzo  que los niños son gemelos, tampoco nos explica de golpe el por qué del temor de Francis por asistir a la fiesta, los lectores debemos ir averiguándolo, hace que nosotros seamos quienes lo deduzcamos, comprometiendo así nuestro intelecto en el transcurso de la historia y suscitando la interacción con la obra.
Es por eso que la red adiposa que Graham Greene ha dispuesto bribonamente me ha atrapado.

1 comentario:

  1. Ana, me gusta tu forma de narrar esta mirada del cuento de Graham, esa muerte no acaba totalmente con el terror de Francis que por alguna razón no desespera a Peter, tal vez porque este último la incorporase...

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