viernes, 17 de junio de 2011

No digo que el sexo sea malo...

No digo que el sexo sea malo…
Esteban Guillermo Hernández López

Juventud en éxtasis… Es difícil mantenerse en un terreno neutral al hablar de este libro, su titulo no refleja demasiado, tan solo espera ser un gancho poderoso para mentes poco despiertas, su trama no aporta, no incita, o siquiera inspira a seguir leyendo, en todo momento es tan solo un compendio de buenas y malas costumbres de aquello que el autor considera es una malgastada juventud. Enfrentamos desde la primera hoja una personalidad vacía, sin interés, sin capacidad de criterio y entregada a su autocomplacencia, y no hay equivocación en dudar si hago referencia al personaje central o al autor.

Capitulo tras capitulo de pobres historias cargadas de un “erotismo” barato destinado a impresionar lo que a gusto del autor son mentes jóvenes sin control hormonal y sin criterio, pero que afectan más a madres conservadoras y jóvenes realmente perdidos en el puritanismo religioso que condena la juventud como el mayor pecado de todos.

En todo momento conservador y de intención claramente moralizante, el supuesto vaivén de la historia (refiriéndonos al supuesto caos que vive el protagonista) sigue un proceso lineal claro, predecible y monótono; un hombre vive su juventud teniendo relaciones, sufre enfermedades venéreas y conoce los embarazos no deseados, el aborto, los males de la soledad y el libertinaje, y entiende tras años de penurias y experiencias el significado “real” del enamoramiento, de las relaciones, y del matrimonio. Fin.

La trama claramente aleccionadora es a mi parecer el epitome literario de todas las lecciones de educación sexual de primaria y secundaria (al menos en México), se puede considerar un logro apabullante el haber condensado cada lección de anatomía mal realizada, cada video sobre deformaciones e infecciones genitales y cada sermón sobre los peligros del libertinaje, en una sola historia tan dolorosa de leer como esas mismas lecciones.

Hay tres clases de elogios que he escuchado con respecto a este libro, primero que nada que su trama narra experiencias juveniles y familiares con naturalidad y apegadas a la realidad, porque claro, y me permito abusar del sarcasmo aquí, todos los jóvenes somos adictos al sexo y tenemos un padre perdido que nos regala un departamento y un viaje de luna de miel. Segundo que ha sido un apoyo inspirador para los padres de familia que han encontrado en él una forma de acercarse a la vida sexual de sus hijos, y claro, que sería de nosotros los jóvenes si nuestros padres no supieran todas nuestras intimidades y calentones. Tercero, quizá el mejor de todos, que si es verdad que es un libro malísimo, al menos acerca a la gente ajena a la literatura y con el tiempo a mejores libros. Pues… personalmente mis conocidos con gusto por este texto, viven enfrascados en otros del mismo autor, los únicos que he visto que han avanzado a mejor literatura tras la lectura de esto, son los que deseaban desesperadamente algo mejor que sacara Juventud en éxtasis de su sistema.

Mucho más no se puede decir de esta obra clave para la carrera de un hombre dedicado a la motivación personal barata y a las anécdotas aleccionadoras, su abordaje conservador de temas aparentemente cotidianos y sus personajes carentes de profundidad moral o de criterio ofrecen entretenimiento barato (dependiendo claro el costo del libro) y para nada trascendente a quienes encuentran motivos suficientes para pasar del primer capítulo. La profundidad y calidad de la que presumen los seguidores del autor recae quizá en hallar en una literatura de fácil lectura y carente de la complejidad de textos de Foucault sobre la sexualidad humana. Recae también en los temores propios de la juventud ante ciertos aspectos de su vida cuyo simple nombramiento aún es tabú, sin embargo este libro no es sino la misma actitud conservadora, moralista, religiosa y anticuada que convirtió la sexualidad en tabú, hablando mal, por enésima vez, de ella.

Juventud en éxtasis cumple, es un libro cargado de historias sexuales interesantes para cualquier puberto de hormonas descontroladas con temor a masturbarse porque Dios lo pueda ver, sin embargo se convierte en apenas unas hojas en una lectura peligrosa, destinada a intimidar, desvalorar e incluso, divagando un poco, satanizar aspectos naturales de la vida humana y de la juventud como lo son la experimentación, el deseo, la intimidad y la sexualidad. De hecho, libros aleccionadores y fastidiosos de esta clase resultan nocivos en el desarrollo intelectual de una persona, y este en particular ataca demasiados puntos importantes, dejando de lado los temas de sexualidad o intimidad, ataca el intelecto de cualquier lector con su trama, y espero se me perdone el termino pero no halle uno mejor, boba, sus personajes simples y absurdamente circulares, sus relaciones poco complicadas y su estilo abiertamente moralista y conservador.

Concediéndole una esperanza a esta historia, Juventud en éxtasis es un libro para madres ancianas mexicanas, quienes desean escuchar otra historia telenovelesca donde el núcleo familiar y los valores religiosos implícitos son la esperanza de una juventud descarriada e inexperta, si eso es lo que están buscando leer, felicidades, Juventud en éxtasis, es justo eso, e incluso un poco más. Al final, Carlos Cuauhtémoc Sánchez nos deja un mensaje claro y conciso dentro de una trama pobre y conscientemente unilateral. El libro, en un sentido implícito, no dice que el sexo sea malo, solo asegura que lo es. 

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